“La Historia de Latiff”
Latiff era el mendigo más pobre de la aldea. Cada noche dormía en zaguán de una casa distinta, frente a la plaza del pueblo. Cada día tenía un breve descanso bajo un árbol distinto, con mano extendida y perdido en sus pensamientos. Cada noche comía de las limosnas o las migajas que alguna persona caritativa le traía. Sin embargo, a pesar de su aspecto y la manera en que pasaba sus días, Latiff era considerado por todos como el hombre más sabio del pueblo, no tanto por su inteligencia, sino por lo que había vivido. Una soleada mañana el rey apareció en la plaza, rodeado por sus guardias, caminando entre los frutos sin buscar nada en especial. Riendo ante los mercaderes y compradores, el rey y su séquito tropezaron con Latiff, quien dormitaba a la sombra de un roble. Alguien le dijo al rey que estaba frente al más pobre de sus súbditos, pero también ante uno de los hombres más respetados debido a su conocimiento. El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo: "Si puedes