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Mostrando entradas de octubre, 2008

TRES HISTORIAS DE AMOR

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TRES HISTORIAS DE AMOR Mahmoud, residente de Teherán, tenía treinta años de edad cuando se casó con una hermosa quinceañera llamada Golanbar. Durante el primer mes, el de la luna de miel, todo fue de lo mejor. Pero pasada la primera luna, Mahmoud hizo algo insólito. Se divorció de Golanbar y vendió a la joven a un lenocinio por la suma de dos mil ochocientos cincuenta y siete dólares. Con el dinero se compró un automóvil. Las autoridades iraníes, al enterarse de lo que Mahmoud había hecho, lo detuvieron. Él nunca se imaginó que su conducta tuviera consecuencias tan drásticas. A fin de evitar mayor castigo, el hombre se arrepintió de sus acciones, devolvió el automóvil y recuperó su dinero. De ahí fue al lenocinio, compró de nuevo a Golanbar y se volvió a casar con ella, jurándole amor eterno. Esta vez, en definitiva, habría de ser eterno. Hay una antigua historia semejante a esta relatada en la Biblia. Es la historia del profeta Oseas. Sólo que en la historia de Oseas es su esposa, Gom

PEREGRINOS SOMOS

La batalla rugía con todo su furor. Los soldados avanzaban contra el enemigo. Al ponerse el sol, la oscuridad los obligó a descansar hasta el día siguiente. Era peligroso tratar de ganar más territorio de noche, así que el comandante de la tropa ordenó que todos cavaran una trinchera. Cuando ya los demás habían terminado, quedó un solo soldado que seguía cavando cada vez más hondo. El comandante pensó que el joven soldado tal vez hubiera dado contra una piedra o que le hubiera tocado un terreno más duro que el de sus compañeros. Pero cuando vio que sacaba tierra suave y fresca, le preguntó: —¿Acaso no ha llegado a la profundidad necesaria? —Sí —le contestó el soldado—, pero prefiero que la trinchera quede bien honda y segura. A lo que el comandante replicó: —Recuerde, soldado, que no vamos a estar aquí más que una sola noche. Esta anécdota nos hace reflexionar sobre la tendencia que muchos tienen a profundizarse en las cosas de esta vida. Tanto es así que parecie